• Chris era un tipo feliz, sin lugar a dudas, un triunfador. “¡El éxito sonríe a los exitosos!”, solía decirse a sí mismo. Su agenda de trabajo estaba siempre a tope. Cuando no estaba de viaje de negocios, se encontraba en su oficina dando órdenes, hablando con su móvil, enviando mensajes y e-mails o comprando y vendiendo acciones. Un hiperactivo.

    Cuando viajaba en avión lo hacía siempre en business class y gozaba de su estatus de VIP. Sólo usaba zapatos italianos a medida, trajes de paño inglés y camisas de la mejor calidad. Dormía tan sólo 4 horas por día, soñaba con la bolsa de valores y las stock-options. Se veía como el futuro director general de la empresa, hasta que un día… un ataque de estrés y una terrible crisis de nervios lo llevaron a replantearse su vida.

    Se compró una cabaña en la montaña, una hamaca para dos y de vez en cuando se dedica a cazar mariposas. HChris es realmente feliz.

  • Iustitia era la Diosa Romana de la Justicia. Su origen es del Griego Titan Themis, que fue un oráculo en Delphi, y llegó a ser conocido como un Dios de la justicia divina. Sus hijas Dike y Astrea también fueron conocidas como Diosas de la Justicia. Hay muchas versiones de la historia de Justitia, pero la mayoría de las veces es retratada llevando la Balanza de la Justicia en una mano, en la otra mano una espada y con los ojos vendados que simbolizan la justa administración del derecho sin corrupción, avaricia, prejuicio o protección en el sistema legal en el mundo occidental.  
  • Iustitia era la Diosa Romana de la Justicia. Su origen es del Griego Titan Themis, que fue un oráculo en Delphi, y llegó a ser conocido como un Dios de la justicia divina. Sus hijas Dike y Astrea también fueron conocidas como Diosas de la Justicia. Hay muchas versiones de la historia de Justitia, pero la mayoría de las veces es retratada llevando la Balanza de la Justicia en una mano, en la otra mano una espada y con los ojos vendados que simbolizan la justa administración del derecho sin corrupción, avaricia, prejuicio o protección en el sistema legal en el mundo occidental.  
  • El mundo de la judicatura inspiró siempre al artista creador de la litografía en la que se inspira esta figura, Honoré Daumier. Jueces y abogados aparecen, muchas veces, como payasos o comediantes haciendo bromas entre sí sobre el pobre defendido de turno. Especialmente memorable es la situación que representa esta figura en la que un pomposo y estirado picapleitos, Robert Mcaire, comenta a su encogido y humilde defendido: "Habéis perdido el caso, es verdad... pero seguro que habéis disfrutado la defensa que os he hecho".
  • Honoré Daumier estaba familiarizado con el mundo de la profesión de Notario porque durante su juventud trabajó como empleado en el despacho de un abogado. Las zapatillas y el largo traje lujosamente adornado eran típicos de los notarios parisinos de la época, sedientos de dinero en aquellos días. Esta figura es una adaptación de uno de los estudios litográficos de Daumier de diferentes profesiones en la Francia del S. XIX. Cargado de sátira, se burla del Notario por su avaricia en un tiempo difícil para el proletariado francés. Forma parte de la Colección Movseion Parastone de adaptaciones en escultura de las famosas litografías del artista.  
  • Obra realiza por Parastone de su colección Profisti. Pieza singular que destaca por su acabado y numerosos detalles.   profisti-24.medium
  • Iustitia era la Diosa Romana de la Justicia. Su origen es del Griego Titan Themis, que fue un oráculo en Delphi, y llegó a ser conocido como un Dios de la justicia divina. Sus hijas Dike y Astrea también fueron conocidas como Diosas de la Justicia. Hay muchas versiones de la historia de Justitia, pero la mayoría de las veces es retratada llevando la Balanza de la Justicia en una mano, en la otra mano una espada y con los ojos vendados que simbolizan la justa administración del derecho sin corrupción, avaricia, prejuicio o protección en el sistema legal en el mundo occidental.  
  • Basada en una litografía de Daumier, esta escultura es una adaptación fiel en tres dimensiones del original. Daumier describe en esta obra el intercambio de impresiones e informes legales entre dos abogados del siglo XIX. Daumier convirtió a los abogados en uno de los principales objetivos de sus grabados y pinturas; siempre serán representados por figuras cínicas e incluso endiosadas.

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  • Durante su infancia, Vera Timmons, fue testigo de muchos actos delictivos. Un día vio como su vecino, Peter "el Pecoso", riendo con sarcasmo, destrozó el osito de peluche de su amiguita Katherine. A la semana siguiente, el mismo Peter, armado de una piedra, rompió el cristal de la ventana de la señora Carrigan. Otro día, el mismísimo "Pecoso" robó un manojo de caramelos metiendo sus sucias manos dentro del frasco de golosinas de tía Mary. A pesar de que Vera lo había visto, todos dijeron que mentía y culparon a su hermanita de haber sido la autora del delito. La injusticia, eso fue, la injusticia de haber dicho la verdad y que nadie le creyera, lo que llevó a Vera Timmons a estudiar abogacía. Habiendo pasado los años y luego de una brillante carrera en la universidad, Vera estaba orgullosa de ejercer su tan deseada profesión. Lo único que nunca pudo comprender muy bien fue cómo el maldito Peter "el Pecoso", que se había dedicado a la política, llegó a ser Senador.  
  • El sargento Germán Echeverría no temía el fuego. De niño le encantaba prender los cigarrillos a su padre, amaba ese olor tan particular del azufre que desprenden los fósforos al encenderse. Su madre le decía: “No juegues con fuego que te harás pipí en la cama”.

    En otoño se divertía haciendo grandes fogatas con sus amigos del barrio, le fascinaba tirar puñados de sal gruesa sobre las llamas para escuchar cómo crepitaban. Una noche, luego de haber quemado todas las hojas secas del jardín, soñó que estaba al lado de un gran árbol y de pronto le vinieron unas tremendas ganas de hacer pis, cosa que hizo tranquilamente y con gran placer. A la mañana siguiente al despertarse, tomó la decisión más importante de su vida: de ahora en adelante combatiría el fuego sin piedad. Hizo un curso de bombero y hoy es el jefe del cuartel de su barrio. Todos lo conocen bajo el apodo de “Fosforito”.

  • Durante su infancia, Vera Timmons, fue testigo de muchos actos delictivos. Un día vio como su vecino, Peter “el Pecoso”, riendo con sarcasmo, destrozó el osito de peluche de su amiguita Katherine. A la semana siguiente, el mismo Peter, armado de una piedra, rompió el cristal de la ventana de la señora Carrigan. Otro día, el mismísimo “Pecoso” robó un manojo de caramelos metiendo sus sucias manos dentro del frasco de golosinas de tía Mary. A pesar de que Vera lo había visto, todos dijeron que mentía y culparon a su hermanita de haber sido la autora del delito.

    La injusticia, eso fue, la injusticia de haber dicho la verdad y que nadie le creyera, lo que llevó a Vera Timmons a estudiar abogacía.

    Habiendo pasado los años y luego de una brillante carrera en la universidad, Vera estaba orgullosa de ejercer su tan deseada profesión. Lo único que nunca pudo comprender muy bien fue cómo el maldito Peter “el  Pecoso”, que se había dedicado a la política, llegó a ser Senador.

  • “Doctora…¿me va a doler mucho?”, preguntó el paciente aterrorizado a Mariluz León, la odontóloga de la clínica “Happy Teeth”, quien, impaciente, estaba esperando con el torno en la mano. “¡Pero no, por favor, ni se va a dar cuenta!”,respondió la dentista tratando de calmarlo. “Mire, vamos a hacer una cosa, tenga este tubo de dentífrico en la mano y si le duele apriételo un poquito para calmarse”. La doctora puso en marcha el aparato y antes de introducirlo en la boca del paciente, éste apretó la pasta de dientes con tal fuerza que vació el tubo, salpicando el techo y dejando el rostro de la doctora como si le hubieran aplastado una tarta de crema.  
  • Sacha se calzó las botas, cogió la escopeta, la gorra y el cinturón con los cartuchos. Su perro Tom, al verlo, empezó a saltar y correr por todos lados.“¡Querida, nos vamos de caza”, le dijo a su esposa entrecerrando los ojos. Y con aire suficiente agregó: “Esta noche cenamos pato”. Al cabo de seis horas en la laguna y luego de haber vaciado la caja de municiones, probado con un tirachinas y con cuanto palo y piedra encontró en su camino, no hubo caso, no logró cazar un solo pato. Por suerte el supermercado del pueblo estaba abierto. Esa noche cenaron un exquisito pollo de corral.
  • Obra realiza por Parastone de su colección Profisti. Pieza singular que destaca por su acabado y numerosos detalles.   profisti-24.medium
  • Ya me lo había dicho el instructor de esquí: "Tiene que bajarse en la primera estación del funicular". Pero no, no le hice caso y aquí estoy… en la última parada, en una pista negra, mirando desde lo alto de la montaña, con los ojos desorbitados, esa interminable pendiente a 45 grados. Una gota de sudor se desliza por mi frente convirtiéndose en estalactita en la punta de mi nariz. Dos jovencitas me miran, no puedo echarme atrás, pongo cara de "esto es fácil para mí", me calzo las antiparras, inclino el cuerpo hacia adelante, planto los bastones en la nieve y salgo disparado. Al día siguiente, en la habitación 215 del Hospital del Valle, abrí el único ojo que podía y vi a cinco doctores a mi alrededor sorprendidos al verme despierto. "Nunca se ha visto a nadie bajar una pendiente a tal velocidad", dijo uno de ellos. Un enfermero me pidió hacerse un selfie conmigo. Parece que soy una celebridad.
  • "¡Glamour! Eso, eso, seducción. ¡Clic! Otra, así, así, insinuando una sonrisa a lo diva, embrújeme, ponga ojos de mujer fatal. ¡Clic! ¡Clic! ¡Clic! Ahora con mirada lasciva, observe el objetivo. ¡Clic! ¡Clic!...Vale, otra. ¡Clic! ¡Clic!”. "Bueno, basta, basta", dijo la modelo cansada de tanto trajín. "Pero mamá –respondió Alberto Maccagno–, si no practico contigo, nunca voy a llegar a ser fotógrafo de modas". "¡Pero yo ya estoy harta de tanto flash, se me están chamuscando las pestañas!", dijo la señora mientras se secaba el sudor con el paño de cocina y salía para continuar con la sopa de puerros que había dejado sobre el fuego. "Así no hay manera, el mundo no me entiende", pensó Alberto. Justo en ese preciso momento, pasó su abuela por delante de la puerta… "Abuela, abuela, venga, venga, siéntese en este banquito…"
  • “Doctora…¿me va a doler mucho?”, preguntó el paciente aterrorizado a Mariluz León, la odontóloga de la clínica “Happy Teeth”, quien, impaciente, estaba esperando con el torno en la mano. “¡Pero no, por favor, ni se va a dar cuenta!”,respondió la dentista tratando de calmarlo. “Mire, vamos a hacer una cosa, tenga este tubo de dentífrico en la mano y si le duele apriételo un poquito para calmarse”. La doctora puso en marcha el aparato y antes de introducirlo en la boca del paciente, éste apretó la pasta de dientes con tal fuerza que vació el tubo, salpicando el techo y dejando el rostro de la doctora como si le hubieran aplastado una tarta de crema.
  • Iustitia era la Diosa Romana de la Justicia. Su origen es del Griego Titan Themis, que fue un oráculo en Delphi, y llegó a ser conocido como un Dios de la justicia divina. Sus hijas Dike y Astrea también fueron conocidas como Diosas de la Justicia. Hay muchas versiones de la historia de Justitia, pero la mayoría de las veces es retratada llevando la Balanza de la Justicia en una mano, en la otra mano una espada y con los ojos vendados que simbolizan la justa administración del derecho sin corrupción, avaricia, prejuicio o protección en el sistema legal en el mundo occidental.  
  • Sin stock
    Obra realiza por Parastone de su colección Profisti. Pieza singular que destaca por su acabado y numerosos detalles.   profisti-24.medium
  • Obra realiza por Parastone de su colección Profisti. Pieza singular que destaca por su acabado y numerosos detalles.   profisti-24.medium
  • Obra realiza por Parastone de su colección Profisti. Pieza singular que destaca por su acabado y numerosos detalles.   profisti-24.medium
  • Obra realiza por Parastone de su colección Profisti. Pieza singular que destaca por su acabado y numerosos detalles.   profisti-24.medium
  • Figura de Pintor

    180.88 
    Obra realiza por Parastone de su colección Profisti. Pieza singular que destaca por su acabado y numerosos detalles.   profisti-24.medium
  • A los ocho años Rubén Ponce daba lástima. Sus piernitas parecían dos palitos y corría completamente despatarrado, pero cuando tenía una pelota entre los pies, no había quien se la quitara, salvo si lo tocaban, pues entonces caía al suelo como una saco de patatas. Su padre se dio cuenta del enorme potencial de su hijo, como también de su falta de músculos para poder triunfar en el fútbol. Durante diez años le hizo seguir un régimen estricto de pasta a la boloñesa, tortilla de patatas, huevos rotos con chorizo y un buen cocido con garbanzos y mucha panceta. A los dieciocho años el joven Rubén desbordaba de salud, sus piernas daban miedo y, aunque su incipiente vientre le quitaba un poco de juego de cintura, su habilidad seguía intacta y ya nadie lo hacía caer tan fácilmente.
  • A los ocho años Rubén Ponce daba lástima. Sus piernitas parecían dos palitos y corría completamente despatarrado, pero cuando tenía una pelota entre los pies, no había quien se la quitara, salvo si lo tocaban, pues entonces caía al suelo como una saco de patatas. Su padre se dio cuenta del enorme potencial de su hijo, como también de su falta de músculos para poder triunfar en el fútbol. Durante diez años le hizo seguir un régimen estricto de pasta a la boloñesa, tortilla de patatas, huevos rotos con chorizo y un buen cocido con garbanzos y mucha panceta. A los dieciocho años el joven Rubén desbordaba de salud, sus piernas daban miedo y, aunque su incipiente vientre le quitaba un poco de juego de cintura, su habilidad seguía intacta y ya nadie lo hacía caer tan fácilmente.
  • El abuelo de Fernando Menéndez era un  viejo  lobo de mar, veterano de la guerra del Pacífico, y su padre,  almirante del Queen Elizabeth II, conocía al dedillo todos los mares del planeta. Fernando no quería ser menos, así que vendió el auto, empeñó un collar de la abuela y se compró un barquito de segunda mano. Feliz como perro con dos colas, salió con el rostro al viento a conquistar mares desconocidos. Cosa que hubiera logrado de no haber sido por ese maldito banco de arena que lo hizo encallar a solo trescientos metros del puerto.

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